El pescado no es un recurso inagotable. En la actualidad sabemos que más de las tres cuartas partes de las reservas de pescado están sobreexplotadas o explotadas hasta el límite de su agotamiento, y que nuestros mercados están invadidos de pescado capturado con métodos no sostenibles.
Podemos contrarrestar los efectos de la pesca no sostenible e invertir el rumbo:
el futuro de nuestros mares y de los recursos pesqueros también depende de nuestras decisiones en cuanto a consumo.
Aprendamos a tomar decisiones responsables y concienciadas en cuanto a consumo, elijamos la calidad y frescura de los productos locales de temporada que no estén en disminución y fuera de los ciclos reproductivos.
Comprobemos el método de producción y elijamos los productos capturados o criados con métodos sostenibles.
El pescado local de temporada siempre es pescado fresco, controlado y que no tiene que recorrer miles de kilómetros antes de llegar a nuestras mesas.
En nuestros mares abundan las especies de calidad. Muchas de ellas aún son poco conocidas y otras las hemos olvidado. Aprendamos a consumirlas: así ayudaremos a nuestros mares y descubriremos su riqueza en sabores y valores nutritivos.
La mayoría de peces no están disponibles o no pueden pescarse en algunas épocas del año.
Elegir productos de temporada significa respetar el ciclo vital de las especies pesqueras y tener mayores probabilidades de adquirir productos locales siempre frescos.
Comprar un pescado durante su época de reproducción significa impedir que se reproduzca y que su población pesquera pueda mantenerse estable.
Respetar el tamaño mínimo significa permitir que los peces se reproduzcan al menos una vez en la vida y garantizar que los peces solo se capturen en la edad adulta.
Los excesos de la pesca intensiva están poniendo en grave peligro la supervivencia de muchas especies de peces.
Orientar el consumo hacia la elección de especies menos conocidas contribuye a reducir la presión de la pesca sobre muchas especies comerciales y reduce los despilfarros.